miércoles, 21 de marzo de 2018

marzo 21, 2018 por FelizSanMarketing   Sin Comentarios
¿Pensáis que nuestras decisiones de compra son totalmente objetivas y que nada nos afecta? Pues si es así, mal pensado. Los procesos de compra se ven influidos por multitud de factores que se escapan de nuestro control racional. Y entre estos factores condicionantes se encuentran los colores.

Como bien comentaban nuestros compañeros del blog "Apuesta por Marketing" en su post sobre la psicología del color, estos constituyen un elemento muy tenido en cuenta por parte de las empresas a la hora de diseñar logos, productos y envases, o de crear imagen de marca, puesto que los consumidores los atribuyen a determinados beneficios y características; transmiten una serie de valores.

Pero el color no solo afecta a la marca o empresa directamente, sino también de un modo un poco más indirecto. Con esto nos referimos a que la forma de presentar la información que rodea al producto impacta también en la manera de percibir el mismo y en cómo se toman las decisiones de compra. En otras palabras, que no solamente importa el color asociado a la marca o producto, sino también el que aparece paralelamente, por así decirlo. Esto es lo que ha demostrado un reciente estudio que ha analizado cómo cambia la relación de los consumidores con los productos partiendo de los colores empleados para mostrar la información relacionada con ellos.

Los expertos de la Auckland University of Technology (Nueva Zelanda) y de la Bond University (Robina, Australia) han concluido que modificar el color de base puede cambiar el modo en el que es percibido por los consumidores. La percepción que tienen los clientes sobre el producto puede variar en función de si buscan algo único o no. Los analistas decidieron realizar diferentes pruebas para observar cómo se comportaban los sujetos ante distintas opciones de color.

Con una de las pruebas se perseguía comprobar cómo cambiaban las pautas de consumo de los individuos en una tienda de shushi. Para ello, se modificaba el color de fondo de la carta pero no su contenido en sí. Los resultados obtenidos fueron los siguientes: 
Cuando el fondo era blanco, los consumidores elegían los extremos de la carta, por considerarlos exclusivos. Sin embargo, cuando la carta era de colores, los platos preferidos eran los situados en el centro, porque eran ahora los percibidos como únicos.

Algo parecido sucedió cuando se probó a cambiar el color de las cajas de caramelos en Halloween: los niños se decantaban por distintas opciones cuando las cajas eran blancas a cuando eran de colores.

En definitiva, de esta curiosa investigación puede extraerse que aunque el producto siempre sea igual, cuando se da color a la base sobre la que se asienta la información relativa al mismo, todo parece más original y menos corriente, lo que conduce a que la percepción sea diferente.




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